LA FIESTA DE LOS MAYOS 
O BEALTAINE
Por Marianna Garcia Legar - Acuarela de Georgia Purcell

Mayo llega inaugurando el Reino del Día y dando inicio a los seis meses que conformarán la segunda mitad del año. Presente en toda Europa esta fiesta, cuyo origen se cree que se remonta al Neolítico, en España fue popularmente conocida como fiesta de Los Mayos, fiesta de La Maya o Fiestas Mayales. Para los pueblos celtas constituyó el Festival Mayor de Bealtaine fecha tan importante como la de Samaín, celebración junto con la cual conforma el Eje Mayor o Eje Tradicional que divide el año en sus dos mitades. Mayo era considerado antiguamente como el mes del comienzo del verano.

Al igual que en Samaín, el paso de un reino al otro vuelve a producir en estas fechas una ruptura del entramado temporal que permite el contacto con el Otro Mundo, durante la noche del 30 de abril.

Mayo inaugura el retorno de la energía Samos (Yang), marcada por la actividad, la extroversión, el calor y la luz. Las estériles energías Giamos (Yin) del Reino de la Noche se retiran ahora, para permitir que la fertilidad retorne a la Tierra. Esto se refleja tanto en la naturaleza, con el inicio de un nuevo ciclo vegetal que trae el verdor y las flores; como en la comunidad, con la antigua costumbre según la cual hombres y mujeres fornicaban en campos y bosques como ofrenda de fertilidad a la Tierra. Y me gustaría recalcar aquí, que el significado literal de la palabra fornicar es “tener relaciones sexuales con personas ajenas al matrimonio” para lo cual, hasta el siglo XVI, los contratos matrimoniales quedaban formalmente suspendidos a lo largo de todo mayo.

Cuando la suspensión de los matrimonios durante este mes fue abolida, su rastro no obstante perduró a través del tabú sobre la celebración de casamientos en mayo, lo cual antiguamente se consideraba una falta de respeto a la Tierra, al “robarle” mediante el matrimonio la fornicación como ofrenda de fertilidad. Por ello el poeta romano Ovidio dice en los Fastos –obra del año 12 en el cual explica el calendario romano y el origen de sus fiestas y mitos– que trae mala suerte casarse en mayo y es mejor “seguir la costumbre” de no hacerlo. Idéntica idea se manifiesta a través de refranes populares europeos, como uno castellano que reza “Bodas en mayo, malas las llamo”, u otro catalán "Bodes mayals, bodes mortals" –Bodas mayales, bodas mortales–.

Al virar la Rueda hacia el Reino del Día, el poder del falo fecundador de la Madre Tierra pasa a manos de la tribu, lo cual se ilustra a través del rito según el cual se corta un árbol, se lo pela de ramas para dejar mejor constancia de su condición fálica y se lo adorna para honrarlo. Finalmente la comunidad se fecunda a sí misma “plantando” el tronco-falo en el centro de la plaza y baila a su alrededor, trenzando cintas sobre el mismo que van evocando la vagina, en una celebración de la vida que garantiza que los meses venideros sean fructíferos.

El otro símbolo sexual que la Tierra nos ofrece en el mes de mayo en Europa son las flores, que son los órganos sexuales de las plantas y están profusamente presentes durante todo este mes, llamado en España mes de las Flores.

Como ya dijimos anteriormente, los ritos del árbol de mayo están vinculados a los ritos del árbol del solsticio de invierno. Ambos conforman la primera y la segunda parte de un mismo sustrato mítico prehistórico, conservado a través de la Rueda.

Es importante destacar que en algunos lugares de España, así como en otros de Europa, los ritos de mayo pueden estar desplazados a la celebración de la verbena de San Juan del 24 de junio e inclusive, a veces, a julio o agosto.

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Extracto del libro "La Rueda de Izpania. Fiestas de la Tierra y espiritualidad matrística en la península ibérica. Con rituales para círculos de mujeres y mixtos" de Marianna Garcia Legar
Más información en este link: http://libroruedadeizpania.blogspot.com/