SUMARIO DE TEXTOS PUBLICADOS


LA FIESTA DE LOS MAYOS O BEALTAINE
Por Marianna Garcia Legar. Extracto del libro "La Rueda de Izpania. Fiestas de la Tierra y espiritualidad matrística en la península ibérica. Con rituales para círculos de mujeres y mixtos".
Acuarela de Georgia Purcell

Mayo llega inaugurando el Reino del Día en el hemisferio norte, y dando inicio a los seis meses que conformarán la segunda mitad del año. 

Presente en toda Europa esta fiesta, cuyo origen se cree que se remonta al Neolítico, en España fue popularmente conocida como fiesta deLos Mayos, fiesta de La MayaFiestas Mayales. Para los pueblos celtas constituyó el Festival Mayor de Bealtainefecha tan importante como la de Samaín, celebración junto con la cual conforma el Eje Mayor o Eje Tradicional que divide el año en sus dos mitades. Mayo era considerado antiguamente como el mes del comienzo del verano.

Al igual que en Samaín, el paso de un reino al otro vuelve a producir en estas fechas una ruptura del entramado temporal que permite el contacto con el Otro Mundo, durante la noche del 30 de abril. 

Mayo inaugura el retorno de la energía Samos (Yang), marcada por la actividad, la extroversión, el calor y la luz. Las estériles energías Giamos (Yin) del Reino de la Noche se retiran ahora, para permitir que la fertilidad retorne a la Tierra. Esto se refleja tanto en la naturaleza, con el inicio de un nuevo ciclo vegetal que trae el verdor y las flores; como en la comunidad, con la antigua costumbre según la cual hombres y mujeres fornicaban en campos y bosques como ofrenda de fertilidad a la Tierra. Y me gustaría recalcar aquí, que el significado literal de la palabra fornicar es “tener relaciones sexuales con personas ajenas al matrimonio” para lo cual, hasta el siglo XVI, los contratos matrimoniales quedaban formalmente suspendidos a lo largo de todo mayo. 

Cuando la suspensión de los matrimonios durante este mes fue abolida, su rastro no obstante perduró a través del tabú sobre la celebración de casamientos en mayo, lo cual antiguamente se consideraba una falta de respeto a la Tierra, al “robarle” mediante el matrimonio la fornicación como ofrenda de fertilidad. Por ello el poeta romano Ovidio en su obra Los Fastos (escrita en el año 12 y en el cual explica el calendario romano y el origen de sus fiestas y mitos), dice que casarse en mayo trae mala suerte y es mejor “seguir la costumbre” de no hacerlo. Idéntica idea se manifiesta a través de refranes populares europeos, como uno castellano que reza “Bodas en mayo, malas las llamo”, u otro catalán "Bodes mayals, bodes mortals" –Bodas mayales, bodas mortales–.

Al virar la Rueda hacia el Reino del Día, el poder del falo fecundador de la Madre Tierra pasa a manos de la tribu, lo cual se ilustra a través del rito según el cual se corta un árbol, se lo pela de ramas para dejar mejor constancia de su condición fálica y se lo adorna para honrarlo. 

Finalmente la comunidad se fecunda a sí misma “plantando” el tronco-falo en el centro de la plaza y baila a su alrededor, trenzando cintas sobre el mismo que van evocando la vagina, en una celebración de la vida que garantiza que los meses venideros sean fructíferos. Este tronco es conocido en España como el Palo Mayo. 

El otro símbolo sexual que la Tierra nos ofrece en el mes de mayo en Europa son las flores, que son los órganos sexuales de las plantas y están profusamente presentes durante todo este mes, llamado en España mes de las Flores.
Como ya dijimos anteriormente, los ritos del árbol de mayo están vinculados a los ritos del árbol del solsticio de invierno. Ambos conforman la primera y la segunda parte de un mismo sustrato mítico prehistórico, conservado a través de la Rueda.

Es importante destacar que, en algunos lugares de España, así como en otros de Europa, los ritos de mayo pueden estar desplazados a la celebración de la verbena de San Juan del 24 de junio e inclusive, a veces, a julio o agosto.

Más información en este link: http://libroruedadeizpania.blogspot.com/
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Foto Regina Carnicer.
“La menopausia es un avance evolutivo privilegio del pueblo de las mujeres”
Una entrevista a Marianna García Legar, Doña Loba por Trini de los Ángeles

Entrevisté a Marianna en mi viaje a España del pasado verano. Sin conocerme de nada accedió enseguida a responder a mis preguntas y ayudarme en este texto que forma parte de mi trabajo de final de carrera. La seguía desde hace años, leyendo sus textos y lamentando no poder participar, por la distancia, en los talleres que organiza. Pionera en el trabajo del despertar femenino y la espiritualidad de la Diosa en España, creadora de la sororidad Arboleda de Gaia, ha publicado el libro “Fiestas de la Tierra y espiritualidad matrística en la península ibérica”. Me interesaba mucho hablar con ella sobre la menopausia, etapa vital que en pocos años habré de atravesar. Y como ella es una iniciadora de mujeres en este tránsito, le pedí centrar la entrevista en este momento tan importante para la mujer, a lo que ella accedió amablemente. 


- Tú hablas de la energía núbil ¿podrías explicarnos cómo es esta energía?
Núbil es una palabra que deberíamos incorporar a nuestro vocabulario para referirnos a la mujer que ya ha alcanzado la madurez sexual y puede tener hijos, sin tener que definirla necesariamente como “madre” ya que, sean o no madres, todas las mujeres atraviesan esa etapa. 

La energía núbil está orientada hacia la reproducción, la cual es su razón de ser. Es la energía que domina la frecuencia vital biológica de toda mujer a partir de su primera menstruación. En esta frecuencia el 80% de su actividad biológica diaria está destinada a madurar un óvulo cada luna. Si ese óvulo no es fecundado será eliminado con la menstruación, que desechará toda esa sustancia que el cuerpo tomó de lo mejor de su propia energía vital, acumulada en los riñones, las glándulas, el cerebro y la médula ósea. 

El influjo energético núbil está administrado por el poder del ciclo sexual menstrual que, por su naturaleza lunar, es básicamente un influjo inconsciente que escapa al control de la voluntad. Mucho de lo que vivimos como atracción hacia el hombre tiene en realidad que ver con la energía núbil actuando en nosotras para lograr que nuestro cuerpo se reproduzca. En este sentido es interesante recordar a Simone de Beavouir, que define a la mujer núbil como persona “enajenada” de sus propios procesos biológicos reproductivos, los cuales no puede eludir. Como ella nos dice en su libro El Segundo Sexo: “... el cuerpo de la mujer es presa de una vida terca y extraña que todos los meses hace y deshace en su interior una cuna; cada mes, una criatura se dispone a nacer y aborta en el derrumbamiento de los rojos encajes; la mujer, como el hombre, es su cuerpo: pero su cuerpo es también algo distinto de ella misma.” 

Con o sin hijos todas las mujeres, nos guste o no, vivimos esos años bajo el influjo de la energía núbil que, guiada por el ciclo sexual menstrual y sus alternancias lunares, nos obliga durante más de treinta años a ovular y menstruar cada luna, sufriendo las subidas y bajadas de nuestro estado de ánimo y energía al ritmo que nos marca ese ciclo. 

La mujer es la única mamífera que ovula cada mes y que, debido a la pérdida del estro o celo, está permanentemente receptiva sexualmente. ¿Cuál es la razón de que la naturaleza haya realizado este cambio en nosotras? Básicamente ocurrió para multiplicar las posibilidades de embarazo de nuestra especie y garantizar su supervivencia, ya que el embarazo y el parto en las humanas son procesos complejos, debido a los cambios que nuestra pelvis experimentó con la bipedestación y al crecimiento cerebral que agrandó el cráneo de nuestros bebés. 

Por eso la naturaleza suprimió el celo o estro y puso a las mamíferas humanas en receptividad sexual permanente. Al mismo tiempo, nos vinculó muy profundamente con el ciclo lunar que, al ser más corto que el ciclo solar que domina los ciclos del resto de mamíferas, multiplica las posibilidades de fecundación. Esa es la razón de ser del ciclo sexual menstrual. El hecho de que lleve incluida en su nombre la palabra “sexual” no es casual y tiene muchísimas connotaciones que explican ciertos aspectos de la sexualidad femenina. También hay mucho que reflexionar en el hecho de nuestra permanente disponibilidad sexual, así como de las dimensiones energéticas y espirituales de la sexualidad a las que abrió las puertas este cambio. 

Durante los años menstruales todas las hembras humanas, desde las primeras homínidas que se pusieron de pie, hasta las mujeres actuales, hemos sustentado la continuidad de la familia humana ofrendado el 85% de nuestra fuerza vital en el altar de la energía núbil. Siendo conscientes de esto, algunas tradiciones indígenas como el pueblo Lakota de América del Norte, consideraba a la mujer una guerrera, ya que sangraba por la vida de la tribu, y consideraban el sangrado femenino (el menstrual, el de la pérdida de la virginidad y el del parto) como un sacrificio ritual, que eximía a la mujer de tener que participar en otros ritos sacrificiales como la Danza del Sol. 

Antiguamente la menopausia era considerada una bendición por las mujeres. Nuestras bisabuelas y tatarabuelas tenían clarísimo que la desaparición del riesgo de embarazo y de la menstruación era un acontecimiento feliz. Ellas daban la bienvenida con alivio y alegría a esa liberación del mandato de la energía núbil, con todo el desgaste y zarandeo físico y emocional que conllevan sus ritmos lunares. 

También es importante tener presente que nuestro cuerpo está diseñado para experimentar un embarazo cada 3 o 4 años aproximadamente, pero no para ovular 13 veces al año a lo largo de toda nuestra vida fértil. Este es otro tema, que sería largo de explicar en esta entrevista, pero quiero mencionarlo para remarcar la importancia fundamental de los rituales menstruales que ayudan a la mujer a sostener esta época núbil, de profunda entrega femenina. Los trabajos simbólicos de los rituales de ofrenda de la sangre menstrual a la Tierra ayudan a resignificar este período, y ofrecen a la mujer metáforas que pueden sustentarla y que la ayudan a sostener y dar sentido a la constante pérdida de energía que el sacrificio núbil conlleva. 


- ¿Por qué te refieres a la menopausia como a un puente?
La menopausia es un tránsito crucial de nuestra vida. Un tiempo que debe ser aprovechado, y que es fácil malgastar si no lo comprendemos adecuadamente. Dura entre 13 y 15 años y, como si fuera un puente, nos lleva de la etapa núbil en la que bajo el influjo lunar ovulamos y podemos tener hijos, a la etapa del climaterio en la que nuestro cuerpo se moverá en una frecuencia que ya nada tendrá que ver con la energía materna y el influjo lunar. Climaterio es una palabra de origen griego que significa escalón o peldaño. 

Esa metamorfosis es similar a la de la oruga que se transforma en mariposa, y que, siendo el mismo ser, acaba siendo otro completamente distinto. La oruga es ciega, no tiene órganos sexuales ni reproductores, come hojas y se arrastra. La mariposa puede ver, se reproduce sexualmente, liba néctar y puede volar. Del mismo modo, la mujer núbil va a transformarse en la mujer climatérica, un ser nuevo que, siendo ella misma, será también otra, completamente distinta de la que fue. Cuando lleguemos al otro lado del puente, nos estaremos adentrando en el territorio de la sabiduría de la anciana. Eso ocurrirá alrededor de los 65 años, época en la cual la Abuela Margarita, anciana sabia mexicana, dice que las mujeres nos volvemos oro molido.

La menopausia no nos inicia en el camino de la anciana sabia, sino en el territorio de la libertad y el gozo de ser una misma. Algunas mujeres temen hacer su iniciación a la menopausia porque creen que las va a envejecer, cuando en realidad las va a ayuda a tomar consciencia de cómo aprovechar el tiempo de vigor que aún les queda por delante. Por eso, cuanto antes haga una mujer su iniciación a la menopausia, mejor será para ella.


- ¿Cómo puede aprovechar una mujer su menopausia?
Menopausia significa exactamente “última menstruación”, y es importante recordarlo para entender que la menopausia es al climaterio, lo que la primera menstruación es a la adolescencia. La primera y la última sangre son dos hitos puntuales similares, que nos informan de que el proceso de metamorfosis que se estaba gestando en el interior de nuestro cuerpo, ya ha avanzado lo suficiente como para poder manifestarse exteriormente, indicándonos que ya no hay vuelta atrás. La metamorfosis ha comenzado, y su evolución será ineludible durante los próximos 13 años. 

A la púber se la denomina adolescente porque, durante su metamorfosis, adolece de identidad propia. Ya no es una niña, pero aún no es una mujer. Está atravesando el puente entre la infancia y la madurez sexual completa de la mujer en la que se transformará. La mujer que experimenta su última sangre vive una realidad análoga. Durante esos años, muchas veces se encontrará adoleciendo de identidad propia. Ya no será la que acostumbraba a ser, pero aún le faltará camino para encarnar la mujer en la que va a transformarse.

La mujer completa su ciclo de madurez sexual con el tránsito de la menopausia, en el que deja de sangrar. A partir de ahora ella contará durante unos años con una ingente cantidad de energía, que se dirigirá por sí sola hacia aquello donde la mujer ponga su foco con la intención de realizarlo. Madre naturaleza nos libera de la atadura de la energía núbil cuando, aunque ya maduras, somos aún jóvenes y conservamos un cuerpo vigoroso que puede aprovechar el enorme caudal del poder menopáusico que ahora podemos experimentar. 

La menopausia no es una carencia o una enfermedad, es ni más ni menos que un avance evolutivo privilegio del pueblo de las mujeres, y desde esta perspectiva ha de ser celebrada y honrada. En su origen, se cree que la menopausia apareció para que hubiera más mujeres disponibles para cuidar a las criaturas concebidas. Eran una ayuda imprescindible para las madres, en el duro contexto de vida de los pueblos cazadores recolectores. Mujeres que ya no concebían, pero que disponían de la fuerza y la experiencia necesarias para ayudar a las que sí lo hacían. Actualmente, esa necesidad ha perdido vigencia, por eso la mujer del tercer milenio puede utilizar ese tiempo para completarse a sí misma y contribuir con su sabiduría a su comunidad de pertenencia. 

Cuando llega la última sangre, la mujer ya casi no madura ovocitos, pero su cuerpo aún podría gestar un bebé. La mujer debe aprovechar esta capacidad de gestación que aún alberga orientándola hacia sí misma, para iniciar su propia gestación y evolucionar hacia un estado de libertad interior y sabiduría que la llevará a experimentar una nueva dimensión de su ser mujer. Con ese fin el cuerpo ha detenido la capacidad reproductiva y la ha librado del desgaste de la ovulación y la menstruación mensuales;  y para eso su fuerza vital ahora es retenida en su interior.  

Liberar y recuperar toda esa energía para una misma, en un momento vital en que la mujer es madura, pero aún conserva su vigor, es una experiencia formidable para la mujer iniciada que ha despertado su consciencia, conoce los trabajos que debe realizar en ese momento y asume la responsabilidad de llevarlos a cabo. Por eso, cuando oigo hablar de “maspausa”, como nombre simbólico para resignificar la menopausia, no puedo estar de acuerdo. Mi menopausia fue una época maravillosa en la que pude realizar trabajos ingentes (como traer a España al Consejo de las 13 abuelas indígenas, por ejemplo), ya que dispuse de una enorme energía. En esa época me liberé de la cadena del influjo núbil que nos ata energéticamente al hombre y a las crías, y pude dar lo mejor de mí enfocándome completamente en mi activismo espiritual, gracias a la fuerza que dejar de sangrar me otorgó. A la vez, he sido testigo de este florecimiento femenino menopáusico en todas mis hermanas de camino, así como también lo vi en la menopausia de mi propia madre que, sabiamente, definía la década de la cincuentena como el mejor período de la vida de la mujer. 

Por eso creo que no es “maspausa” lo que toca durante la menopausia. Por el contrario, ahora es el momento de bailar un buen mambo, porque aún no eres vieja hermana, y toda esa sangre que ya no sangras, te siembra por dentro creando nueva vida en ti y para ti. Si aprovechas adecuadamente estos años, completas tu iniciación y no te pierdes por el camino; si trabajas en profundidad las enseñanzas que la menopausia trae consigo, tu vejez promete ser fantástica. 

Son enormes las implicaciones de darte cuenta de que ya no necesitas sangrar más… La herida se cerró y ya no sangra más, compañera… Al fin cicatrizó y selló la época de tu servicio a esa energía núbil que, afortunadamente, ahora se marcha definitivamente de tu vida PORQUE AHORA TE TOCA A TI. 

En este momento se debe recapitular lo vivido y hacer el duelo por lo que ya no volverá. Soltar lo que ya no corresponde. Completar lo que quedó incompleto o pendiente. Llenar las alforjas con aquello que sí te será útil y partir, para luego quemar las naves con gozo y habitar definitivamente en la Tierra de las que ya pueden vivir sin sangrar. 


- ¿Qué es una iniciación de menopausia?
Nuestra tradición originaria europea pre patriarcal no practicaba ninguna religión, pero se reunía en celebración al ritmo de las fiestas de la Tierra, cuyo ciclo consideraba sagrado. Siguiendo los ritmos de la naturaleza, nuestros ancestros pudieron observar como ésta guarda analogía con nuestro ciclo vital, y sus variaciones a través de las edades de nuestra vida. 

Nosotros hemos perdido nuestra tradición originaria y, con esa pérdida, olvidamos la importancia de los ritos de paso iniciáticos de la familia humana, que pueden ayudarnos en el camino de la vida, y que no es casual que sean comunes a todos los pueblos del planeta que han vivido en comunión con la naturaleza. Sin embargo, desde hace ya varias décadas, algunas personas estamos trabajando en su recuperación en la sociedad occidental. En el caso de las mujeres, las iniciaciones más importantes se encuentran en los ritos de paso de la sangre femenina, como bien enseña Myriam Wigutov, maestra de los misterios de la sangre, que señala en su libro “La Rueda Púrpura” el rito de paso de la menopausia como la culminación de esas iniciaciones.

Comencé a realizar iniciaciones de menopausia en 1999. Pasados todos estos años, el trabajo se ha ido puliendo y mejorando y hemos tenido bellas experiencias, que han sido de gran utilidad para las mujeres participantes. 

La iniciación es un proceso de retiro de cuatro días, en los cuales trabajamos en fusión con la naturaleza utilizando la creación de belleza y el arte ceremonial. Con estas herramientas construimos un portal físico y energético que, al atravesarlo, nos ayuda a soltar los lastres que nos atan al pasado y nos enseña a aprovechar las oportunidades de la nueva etapa vital que se abre ante nosotras. Es un espacio para celebrar entre iguales este momento crucial de nuestras vidas. Lo hacemos en un lugar hermoso y de un modo inolvidable que podamos atesorar en nuestra memoria y que nos ayude a enorgullecernos de ser quien somos en este momento vital. 

Todo este trabajo, por un lado, resignifica la menopausia, nos recuerda su sentido y la sitúa en un lugar comunal de honor, que derrumba las ideas negativas que la sociedad actual ha creado en torno a ella. Por otro lado, esto se acompaña de un trabajo circular en el cual cada mujer puede hacer su propia recapitulación vital, lo que le permite regresar a su vida cotidiana con un mapa personal de lo que cada una tiene que trabajar para transitar libre de lastres el puente de la menopausia. 

Los efectos de una iniciación de menopausia no pueden ser relatados, porque son experiencia y vivencia pura, y las palabras no pueden expresar su belleza y el cambio que produce en nosotras. Es como si nuestro cuerpo y nuestra energía recordaran algo que fue olvidado hace ya cientos, quizá miles de años… y como tenemos gran sed de símbolos y de ritos que puedan sustentar nuestros ciclos vitales, enseguida sentimos que ese espacio y ese tiempo ceremonial que entre todas creamos, es como un hogar al que anhelábamos intensamente retornar y al cual, finalmente, hemos llegado.


Acabamos la entrevista y le comento que, escuchándola, a mis cuarenta y dos años ya me han entrado ganas de que me llegue la menopausia para poder participar de ese rito de paso que me atrae poderosamente. Me responde que no hay que apresurar nada, que ahora debo atender mi momento, que cada etapa vital tiene su propio encanto y que todo llegará a su tiempo. También me dice que está en proceso de concluir su libro “Mujer que ya no sangra: una visión matrística de la menopausia”

Nos despedimos con un cálido abrazo. Gracias Doña Loba por tu camino y por tu enseñanza, pero fundamentalmente gracias por haber sembrado en mí una ilusión que ahuyenta los fantasmas que rodeaban y ensombrecían la idea de ver acercarse mi tiempo de menopausia. Espero que todas podáis disfrutar de la misma sensación con esta entrevista que dedico con amor a todas las mujeres.

Trini de los Ángeles. triniang@hotmail.com
YO ABORTÉ EN ARGENTINA 
por Marianna García Legar Doña Loba

Dedico este texto a 
todas las mujeres de 
mi linaje que murieron 
a consecuencia de un aborto.

Yo tenía 17 años cuando aborté en Argentina. Me quedé embarazada porque, al estar en el segundo día de la menstruación, no me puse el diafragma. No imaginaba que era posible quedarse embarazada durante la regla, pero luego supe que era muy frecuente y les pasaba a muchas chicas.

Yo no quería tener una criatura a esa edad. Mi novio de 19 años tampoco, aunque hubiera respetado y apoyado mi decisión si yo hubiera querido tenerlo. Pero yo no quería, bajo ningún concepto. En la ingenuidad de mi juventud no me daba miedo abortar, estaba tan convencida de lo que quería hacer que nada me lo hubiera impedido, a pesar de que en esa época el aborto era ilegal no sólo en Argentina, sino en casi todo el planeta.

Busqué alguien que hiciera abortos. Alguien que conociera a alguien que conociera a alguien que hubiera abortado y sobrevivido… Así funcionan estas cosas y, en general, acabas en manos de gente de la que, en realidad, no sabes casi nada. Pero como el tiempo corre y cuanto más avance el embarazo peor es la cosa, eliges sin saber muy bien a quien estás eligiendo. Por lo menos me dijeron que no hacían el aborto insertando una aguja de tejer en el orificio del cuello del útero, algo muy frecuente que causa perforaciones de útero, infecciones y muertes. No hubo más explicaciones.

No realizaron ninguna cita previa, nadie me revisó antes de operarme, ni me encargó análisis de ningún tipo. Concerté la hora por teléfono, y esos fueron todos los preliminares; me vieron por primera vez para realizarme el aborto.

El día del aborto me acompañaron mi novio y mi madre. El lugar quedaba por Floresta, una típica casa porteña de barrio, de esas que tienen un patio al que dan todas las habitaciones. La habitación era un cuarto con dos mesas, una de las cuales hacía las veces de camilla. Entré, me tumbaron sobre la mesa y me durmieron con una inyección, nunca supimos qué me pusieron para hacerlo. Según me contaron mi madre y mi novio –que me esperaban fuera– en cuanto me durmieron yo comencé a gritar que no quería que me operaran. El tipo que me intervenía y la mujer que lo ayudaba me ataron a la mesa, cerraron la puerta con llave para que mi familia no pudiera entrar y me hicieron el aborto. Me dijeron que yo grité todo el tiempo como una loca que me dolía, aunque luego no recordaba nada.

Al acabar, me desperté llorando entre vómitos que duraron mucho rato. Lo primero que vi al despertar fue un bote de insecticida para cucarachas, que estaba en la misma mesa sobre la que me habían intervenido. Luego nos mandaron a casa sin concertar ninguna cita posterior para revisarme y ver cómo estaba. Tampoco me recetaron antibióticos. Afortunadamente no hubo complicaciones y sobreviví sin secuelas.

Mucha gente cree que las únicas que reclamamos el derecho al aborto en Argentina somos las mujeres feministas, pero, aunque sean ellas las que están dando la cara en primera fila, en realidad están allí representando a todas las mujeres. El aborto no es algo “nuevo”, ni un invento feminista producto de esta época. Se calcula que a mediados del siglo XIX aproximadamente la mitad de los embarazos eran abortados, ya que el aborto siempre ha existido, a pesar de que cuanto más nos remontamos al pasado, más peligroso era.

En todas las familias han habido muchas muertes por abortos. Todos los linajes tienen una larga y silenciada lista de mujeres muertas a consecuencia de un aborto que fueron y son consideradas una deshonra, cuando en realidad lo que son es una vergüenza para la sociedad en la que han ocurrido. En mi familia materna, una tía abuela mía murió a consecuencia de un aborto mal realizado. La pobre tenía ya 5 hijos y no quería más, pero su marido no paraba de embarazarla. Aunque en mi familia siempre se dijo que había muerto de peritonitis, mi madre me contó la verdad. Por todas ellas, por todas nuestras parientas muertas en abortos y nunca reivindicadas, estamos luchando para lograr en Argentina un aborto libre, legal, gratuito y digno. Parte de nuestra batalla debería pasar por conocer y honrar en nuestras familias sus nombres, y quizá deberíamos salir la calle con esos nombres escritos en nuestras pancartas. Ya es hora de reivindicar a las mujeres de nuestras familias que murieron abortando y sacarlas del silencio con el que fueron enterradas.

Además, muchas de nuestras madres, abuelas y tías también son supervivientes del aborto, pero lo ocultan considerándolo una mancha horrible. Estos abortos, al estar escondidos y considerarse una infamia, afectan inconscientemente a nuestros linajes e influyen sobre nuestras vidas de un modo profundo e ignorado. Yo sé que mi madre y mis abuelas abortaron, ya que mi madre me lo contó. Quizá ya también sea hora de comenzar a preguntar a las mujeres de nuestras familias si ellas también han abortado, devolviendo esa realidad a la luz y ayudándolas a sanar estas supuestas deshonras que, en realidad, sólo son dolorosas heridas femeninas.

Si las mujeres que hemos abortado estuviéramos dispuestas a relatar nuestras experiencias, si pudiéramos dejar de lado la vergüenza y fuéramos conscientes de lo sanador que puede resultar hablar de esto, comenzaríamos a cambiar el paisaje del mundo interno femenino. La idea de que la principal función de la mujer es tener hijos está profundamente arraigada en nuestro inconsciente, ya que es la base sobre la cual se construyó el patriarcado. Cuando decidimos abortar, cuando nos elegimos a nosotras mismas antes que a la criatura que llevamos en nuestras entrañas, 4000 años de ideología patriarcal religiosa e institucional se levantan contra nosotras en nuestro interior, por no mencionar lo que ocurre a nivel social.

Sin embargo, también es importante recalcar que estas experiencias sólo deben ser compartidas en espacios seguros, donde sepamos que no seremos juzgadas. No se trata de exponernos inútilmente ni de hacer de heroínas, ya que no tenemos por qué demostrar nada. Por ello sólo debemos compartir estas vivencias donde sepamos que podremos hablar con tranquilidad, ya que seremos escuchadas con empatía y cariño, sin que nadie nos “envíe a la hoguera”, nos llame asesinas, o divulgue esta información donde no corresponde, sólo para hacernos daño. Este es un tema que levanta muchísimas ampollas y no debemos correr riesgos innecesarios.

Otro estigma que se arrastra es el de los abortos repetidos. Muchísimas mujeres han abortado varias veces. Esto se vive como una de las mayores vergüenzas que podemos experimentar y de la que nunca se habla, ni siquiera en confianza. Ya es hora de abrir también esas puertas y sacar a la luz esos hechos.

A veces la mujer queda embarazada porque está con un hombre maltratador, que no acepta usar métodos anticonceptivos (y ya es hora de que seamos conscientes de que cuando un hombre se niega a usar métodos anticonceptivos nos está maltratando). Pero también esto puede suceder porque la mujer ha hecho de su relación con los hombres una forma de abuso contra su propio cuerpo y su propia fecundidad, lo cual suele generar un inmenso odio hacia una misma. Quizá deberíamos comenzar a preguntarnos porque algunas mujeres imitamos la deplorable costumbre, tan extendida entre muchos hombres, de tener relaciones sexuales sin tomar medidas anticonceptivas. Quizá deberíamos preguntarnos porque no nos negamos a tener relaciones sexuales con esos hombres, o porque aceptamos ser penetradas en esas circunstancias, exponiéndonos una y otra vez a la hiperfecundidad masculina. Quizá deberíamos investigar qué se esconde bajo ese comportamiento autodestructivo, ya que somos nosotras las que, luego, pagaremos las consecuencias teniendo que someternos a una intervención invasora e ilegal y al trauma emocional que comporta.

Ni yo ni nadie se enorgullece ni se siente feliz de haber abortado, aunque una siga adelante con su vida con un cierto alivio por no haber tenido ese bebé. Pero cuando pasan los años ves con más claridad cuánto y cómo te ha herido abortar, así como la culpa que guardas encapsulada en tu interior por no haberle permitido vivir a tu criatura. Pero, en la mayoría de los casos, ni aun así te arrepientes de haberlo hecho.

Sin embargo, todo en nuestra vida cambia a partir de un aborto, porque la maternidad no puede ser deshecha y deja huellas en el alma, marcas que es necesario reconocer y honrar. Por ello cada criatura no nacida debe ser acogida en nuestro linaje, ya que todas ellas forman parte del mismo. Asimismo, el trauma tiene que emerger a la consciencia para ser sanado, de modo que la mujer pueda continuar su camino sin hacerse daño a sí misma por la culpa inconsciente.

Mientras el aborto no esté legalizado, las clínicas donde abortan las mujeres adineradas seguirán en manos de mafias organizadas que sobornan con dinero a la policía y al estado para poder hacer ese trabajo. Y las mujeres pobres seguirán abortando de la única manera que pueden, con personas que actúan como carniceros que no respetan su salud ni sus vidas.

En Argentina, sobre una tasa de 750.000 nacimientos al año, se realizan unos 500.000 abortos, lo que significa que por cada dos nacimientos, hay más de un aborto. El 17% de las muertes de mujeres gestantes se producen por abortos inseguros que, además, son la primera causa de muerte de mujeres embarazadas en Argentina, país en el cual cada 3 horas nace un bebé no deseado de una madre que tiene entre 10 y 14 años.

En Uruguay la legalización del aborto logró hacer descender las muertes de mujeres gestantes del 37% al 8%. ¿NO HA LLEGADO YA LA HORA DE QUE EL ABORTO SEA LEGAL EN ARGENTINA?

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EL ENCUENTRO DE LA MUJER CON SU 
PROPIA SOMBRA CUANDO ACABA EL AMOR
Por Marianna Garcia Legar (Doña Loba)

En el proceso de duelo por un amor que concluye siempre llega un momento en que tenemos la oportunidad de darnos cuenta de los errores que nosotras mismas cometimos en la relación.

Por ese camino, si permitimos que ocurra, tarde o temprano veremos descarnadamente la fea cara de la que una no querría ser pero,  muchas veces, UNA ES. Esa parte nuestra que inexplicablemente atenta contra el amor una y otra vez, saboteando nuestras relaciones. Ese aspecto interno que está furioso y unas veces irrumpe por sorpresa e intenta destrozarlo todo brutalmente, y otras escapa aterrorizado y lleno de pánico.

¿Cómo podemos las mujeres establecer vínculos profundos y duraderos en la relación de pareja, en lo que depende de nosotras? Para lograrlo lo primero que tenemos que saber es que no basta con conectar con la mujer salvaje y elevar nuestra autoestima. Si queremos conocer el amor de pareja, el verdadero amor, tenemos que aprender a mirar de frente nuestra propia sombra, porque ésta existe a pesar de estar muy poco mentada dentro del mundo de la espiritualidad femenina.

Por supuesto que los hombres también tienen que hacer lo suyo, eso es innegable, pero eso es algo que no está en nuestras manos. Lo que sí está en nuestras manos es el trabajo sobre nosotras mismas. Desde ahí es importante recordar que en el camino de la sanación femenina quizá se ha dejado un poco de lado el hecho de que nosotras también tenemos poderosas monstruas internas que necesitan ser domesticadas, para evitar que emerjan inconscientemente y destruyan nuestros vínculos en contra de nuestros anhelos más profundos.

En esas ocasiones en vez de huir (que es la primera reacción que una tiene), la mujer tiene que aprovechar la oportunidad de acechar valientemente su propia sombra, 
y quedarse quieta para poder conocerse mejor. Si una osa mirarla verá con claridad meridiana a esa que es parte intrínseca de una misma. Una bicharraca extraña que escapa a nuestro control, y que no solemos reconocer como parte nuestra, porque nos pasamos la vida proyectando su imagen sobre los demás.


Rara vez la vida nos regala momentos en los que podemos vislumbrar nuestra sombra ya que ésta, por su propia naturaleza, es huidiza. El duelo es una de esas ocasiones sagradas porque, tarde o temprano, nos hace asomarnos a “los momentos perdidos” aquellos "que podrían haber sido" pero que “ya nunca serán”… Y entonces, cada paso que una dió contra el amor, vuelve como dolosa enseñanza de aquello que no queremos volver a repetir.

Está bien que duela, porque así una aprende. Si la mujer es honesta y está comprometida en su proceso de maduración, aprovechará la ocasión y podrá ver con claridad meridiana su propia sombra, esa que siendo ella misma, la aleja paradójicamente de lo que ella misma más anhela.

Cuando nos damos cuenta de que fuimos muy exigentes, o muy déspotas, o muy tiranas, o muy despreciativas, o muy demandantes, o muy celosas, o muy quejicas, o muy lo que sea… estamos ante un momento sagrado, que a la vez es enormemente doloroso. Sin embargo éste es un paso imprescindible en el camino de individuación que hay que transitar para transformarnos en una mujer adulta, capaz de construir vínculos profundos de amor real.

Cuando la mujer “se da cuenta”, y ve lo que ha perdido por lo que podríamos llamar sus “fallos”; la niña caprichosa, exigente y marisabidilla que se cree perfecta comienza a morir… ¡Qué gran momento! Porque sólo cuando esa niñata muere en nuestro interior, la mujer que estamos destinadas a ser comienza a abrirse camino en nuestra vida.

Lo que la mujer no debe olvidar nunca es lo siguiente: en ese momento, en medio del estupor del darse cuenta, una gran lupa se instala sobre sus conclusiones, magnificando la potencia negativa de sus actos. Sea cual sea la magnitud de tus propios errores no te agobies, una relación siempre es una construcción que se realiza entre dos.

Por tanto no te flageles, no te castigues, no hay nada que expiar. Llora lo que tengas que llorar, toma nota de tus errores y trabaja sobre ellos porque SEGURO QUE VOLVERÁS A REPETIRLOS en futuras relaciones, ya que siempre ocurre así. Sólo una mujer adulta puede asumir su parte de responsabilidad sobre el final de una pareja, y tú ya has dado el primer paso. Ten esperanza puesto que quien “ha visto” y se mantiene firme en su camino de aprendizaje, ya nunca volverá a la oscuridad inconsciente, que tiende a culpabilizar de todo a los demás.

Recoge tus proyecciones, hazte consciente de tus obstáculos relacionales y trabaja sobre ellos. Recuerda que la mujer adulta, que está naciendo en ese “darte cuenta”, puede aprender a gestionar su neurosis respecto a la pareja para llegar a vivir un amor real. Ponte en marcha para tener disponibles recursos de gestión de tus conflictos, y actívalos cuando el amor regrese a tu vida, para que éste te encuentre abierta, despierta, dispuesta y consciente. 

DOLOR Y MENSTRUACIÓN
De Marianna García Legar (Doña Loba)

Hay una idea imperante que dice que "si te duele la menstruación es que tienes problemas con lo femenino o contigo misma". NO ES ASÍ.

TODAS tenemos que sanar lo femenino en nosotras, y TODAS tenemos que sanar la relación con nosotras mismas, aunque no nos duela la menstruación.

En todo caso habría que pensar porqué nos duele. Pero en vez de pensarlo desde una perspectiva personal (que suele transformar ese dolor en un estigma), habría que repensarlo desde una perspectiva social, e incluso política y económica.

De todos modos yo ahora quería expresar otra cosa: miremos el dolor de otra manera. A algunas de nosotras, si la vida no las tumba, no paran jamás... La mayoría de nosotras estamos sobre estresadas y no nos damos respiro.

Gracias al dolor una mujer así, puede descansar una vez al mes. Dicho de otro modo, ese dolor es útil para ella, la ayuda a hacer lo que necesita, pero no hace: descansar.

SI HAY DOLOR con la menstruación, esto nos obliga a aprender a tratar con el dolor y a gestionarlo. Nos ofrece un entrenamiento con el dolor propio de un guerrero, que es útil para la vida de la mujer.

Por esa característica el pueblo Lakota considera que SÓLO el hombre TIENE QUE hacer la Danza del Sol, en la cual se cuelgan de los cueros del pecho hasta romperlos, para ofrendar la sangre a la Tierra.

Lo hace SÓLO el hombre, porque la mujer ya tiene su propia iniciación en el dolor y su ofrenda de sangre. Es una iniciada y, por tanto, una guerrera reconocida por la tribu.

SI TE DUELE, apaga el teléfono, métete en la cama a oscuras, ponte calor en la barriga, hazte el amor, ten orgasmo, duerme todo lo que puedas, come un poco, descansa a oscuras, ensueña, vuelve a hacerte el amor, ten otro orgasmo, duerme un poco más. Descansa... Déjate llevar... Olvídate del reloj...

Y dale gracias a la Madre de los Dolores por permitirte ese respiro.

SI TE DUELE, sigue al dolor, porque te lleva adonde tienes que estar: ¡a tí misma!

DESTEJER EL ENAMORAMIENTO:
ENSEÑANZAS PARA MUJERES SOBRE 
EL ARTE DE ESTAR EN PAREJA
Por Marianna Doña Loba

Hablando el otro día con una joven que sufría por el final de un romance breve, le dije que los enamoramientos, así como se tejen, pueden destejerse. De hecho, cualquier mujer que haya incorporado las enseñanzas de su ciclo menstrual, tiene maestría en el arte de destejer.

¿Destejer el enamoramiento? Suena extraño porque no concebimos que alguien desee hacerlo. Idealizamos el enamoramiento y lo consideramos un estado maravilloso que todo el mundo anhela. 

Podría hablar de esto desde varios enfoques pero yo, en este texto, quiero referirme específicamente a su función y sus riesgos para las mujeres que buscan un compañero de vida con el cual construir una pareja. 

Evidentemente el enamoramiento es la primera puerta para el amor de pareja y, en ese sentido, es un misterio sagrado. Enamorarse es una experiencia trascendente que nos permite ver la divinidad esencial del otro, su verdadero potencial. Pero sólo si el enamoramiento es recíproco se abrirán las puerta de la relación de pareja. Es la ley de este tipo de amor, que sólo da fruto si ambos lo experimentan a la vez.

¡ESTOY ENAMORADA... YUJUUUUUU!
Estás enamorada… Alguien despierta en ti una chispa que te llama y te arrastra y te hace sentir muy, pero que muy bien… Pero pese a toda la ilusión que pueda hacernos, algunas veces nos encontramos con situaciones como éstas:
- Algunas mujeres se enamoran de hombres que no se enamoran de ellas, y eso las hace sufrir. 
- Otras se enamoran de hombres que no quieren pareja, o que ya la tienen… y también acaban sufriendo. 
- Las hay que están enamoradas de hombres que a ellas mismas no les gustan como persona. Hombres con los que tienen proyectos vitales opuestos, o con los que están en permanente tensión que les impide ser espontáneas… y una vez más, acaban sufriendo.
- Y muchas, muchas otras, suelen enamorarse de hombres que no son fans de ellas (que es lo que tiene que ser el hombre de una…). Hombres que no son sus amigos… que no las alaban, ni las admiran… que no les roban un beso ni las hacen reír… (que es lo que hacen los maridos guays… ¡que sí que existen, chicas!).
¿Cómo puede ser que el enamoramiento, nos meta en semejantes líos? ¿Sí tanto placer nos da, porque también puede llegar a hacernos tanto daño? 

¿QUÉ ES EL ENAMORAMIENTO?
Ya dijimos antes que el enamoramiento es un milagro que nos permite ver la divinidad esencial del otro, su verdadero potencial. Es una emoción que puede abrir la puerta del Amor, un sentimiento más grande y profundo que el enamoramiento.

Sin embargo nuestra cultura idealiza el enamoramiento poniéndolo como el aspecto más importante del Amor y olvidando que, entre otras cosas, puede que sólo sea un indicador de que tu ADN reacciona ante otro ADN para avisarte que él y tú podríais tener hijos con una buena mezcla de códigos genéticos. 

Neuroquímicamente funciona como una adicción, inundando nuestro cuerpo con Dopamina y Norepinefrina, que nos vuelven obsesivos y nos ponen eufóricos. La Dopamina está vinculada al sistema de recompensa que domina a los adictos y provoca tal necesidad de atraer al objeto de nuestra adicción, que hasta puede hacernos cambiar de gustos con tal de lograrlo. Al mismo tiempo el enamoramiento disminuye la Serotonina, el neurotransmisor de la felicidad. Esto es especialmente importante ya que nos indica que la neuroquímica de la felicidad (similar a la del amor de pareja estable) es… ¡¡¡completamente diferente a la del enamoramiento!!! Es más, alucina: ¡la neuroquímica del enamoramiento es muy parecida a la del odio! Todo esto ya nos va dando pistas de porqué tan pocos enamoramientos desembocan en una pareja armónica. 

Te has enamorado, ¡bien!... ya sabemos que tus feromonas reclaman su presencia y que te estás volviendo adicta a él, pero la realidad es que prácticamente acabas de conocerlo, ¿verdad? Las sustancias que sustentan el enamoramiento durarán un par de años… luego te encontrarás con el tipo real que habita detrás del velo de Dopamina y Noradrenalina que te inunda. Verlo con objetividad es difícil en estas circunstancias y, para lograrlo, tendrás que emplearte a fondo. Te cuento algunas cositas que pueden ayudarte a saber si con este hombre puedes construir una pareja: 

- No te cortes ni un pelo, conversa con él y pregunta con naturalidad. No hablo de preguntas para controlarlo, del tipo: ¿qué has hecho, adonde has ido, con quien has estado? Hablo de conversar con él para conocerlo y preguntar cosas como: ¿Cuáles son tus planes para los próximos años? ¿Cómo deseas vivir? ¿Quieres tener una pareja estable? ¿Quieres tener hijos? ¿Porqué te separaste de tu anterior pareja? ¿Tienes amigos? No te preocupes si se asusta por tus preguntas, si ocurre, éste no es tu hombre.

- Compórtate con naturalidad, como haces con tus amigos. Muéstrale quien eres y cuéntale tus proyectos; no tienes por qué disimular. Para encontrar el amor sólo tienes que ser tú misma. Se trata de que te amen a ti tal como eres, no a una versión mejorada de ti misma; en eso consiste el amor de pareja. 

- Pregúntate a ti misma: ¿Quiere (y puede) este hombre tener una pareja conmigo ahora? Si la respuesta es “NO” corre lo más rápido que puedas en dirección opuesta a ese individuo. Puede gustarte muchísimo y ser un dios en la cama, pero si quieres construir una pareja todos los argumentos del tipo “lo que pasa es que él tiene miedo del amor” y otras pamplinas, para lo único que sirven es para tener la certeza de que ese no es tu hombre. No se puede construir nada con alguien que tiene miedo al amor, no pierdas el tiempo a su lado salvo que quieras ser su terapeuta… ¡nadie quiere una pareja con su terapeuta! 

Y si llegas a la conclusión de que éste no es tu chico… desteje el enamoramiento. Aunque estés loquita por él, puedes dejar de estarlo si lo decides. Cuanto antes lo hagas más fácil será.

DESTEJER EL ENAMORAMIENTO
Ahora que sabes que te encuentras en una situación adictiva que no está al servicio de tus anhelos profundos, el primer paso es decidir salir de ella, ya que ninguna adicta se aleja espontáneamente de aquello a lo que está enganchada. 

Elige destejer el enamoramiento y aférrate a esa decisión con todas tus fuerzas, en ella reside el principio de tu sanación. Ten claro que esa decisión significa RENUNCIAR definitivamente a ese hombre, y esto cuesta porque tenemos tanto apego a lo que nos engancha, como poco compromiso con nuestra propia felicidad. 

El segundo paso es dejar de verlo, sino no lograrás desengancharte. Explícale lo que vas a hacer y dile que no puedes ser su amiga (no, no puedes ser su amiga por ahora ¿vale?). Pídele que no te llame, borra su número de tu teléfono para evitar tentaciones y, si te sigue llamando o enviando mensajes, bloquéalo en tu teléfono y en tu correo electrónico. Sé implacable y no titubees en estos pasos. Pide a tus amistades que no te lo mencionen y quita de tu casa todo lo que te recuerde el vínculo. Reza pidiendo ayuda para borrar su recuerdo.

Para segregar Serotonina mantente ocupada, distraída y centrada en actividades que se te den bien. Lee novelas que te entusiasmen y te entretengan. Camina, corre o danza una hora cada día para segregar endorfinas. Toma el sol, que te ayudará a superar el mono. Aliméntate bien y no comas azúcar ni harinas refinadas que aumentan la adicción. Ponte guapa con frecuencia como si tuvieras una cita, aunque sólo sea para ir a trabajar, verás que bien te sienta. Todo esto practicado diariamente reforzará tu autoestima y propiciará un estado ligero y alegre.

RITUAL MENSTRUAL PARA DESTEJER
Nuestro ciclo sexual menstrual es una gran escuela para aprender y experimentar la lección de la impermanencia de todos los fenómenos, incluido el enamoramiento. 

Déjate guiar por el ciclo de tu sangre y pide a tu esencia que, cuando desprenda tu endometrio antes de tu próxima menstruación, junto con él desteja de tus entrañas ese apego al que el enamoramiento te ha hecho adicta. Habla con tu sangre y pídele que arrastre fuera de tu cuerpo esa adicción. 

Recoge en algodón orgánico toda la sangre que puedas de esa menstruación y entiérrala en la naturaleza como ofrenda a la Tierra para que te ayude a encontrar a tu compañero de vida. 

Marcha del lugar sin mirar atrás y mantente abierta al inicio de un nuevo ciclo vital. No hables con nadie del ritual, ya que el secreto fortalecerá su poder.